LOS CACTUS
Donde viven los cactus no hay espacio para el error, ocupan el territorio de manera calculada.
Agarrados a la roca o colgados del acantilado exhiben sus defensas, pinchos ordenados y relucientes que delimitan su espacio.
Bebiendo
de la arena o absorbiendo la niebla sobreviven a situaciones adversas,
guardando el agua que el cielo escatima.
A pesar
de todo florecen, crecen y se multiplican, lentamente, sin prisas, como si el
tiempo no existiera y quisieran vivir para siempre.
Perseverancia, elegancia y
armonía, esta es la sensación que he tenido al visitar el jardín de los cactus.
Lola Gratacós.
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